martes, 5 de noviembre de 2013

Las Rodillas: “El Orgullo Y El Yo”






Las rodillas son la segunda articulación de las piernas. Cargan el peso del cuerpo cuando estamos de pie y se necesitan para caminar, para subir y bajar escalones, para sentarse, para descender, etc. Las rodillas se relacionan con el orgullo, el sometimiento, la modestia y la humildad. Representan nuestra capacidad de ceder, de soltar, en nuestra relación con los otros. 

No querer doblegar las rodillas indica una actitud orgullosa e inflexible. Caer de rodillas es una llamada a la humildad, a que abandonemos la arrogancia o el orgullo respecto a alguna situación que estemos viviendo. En astrología se dice que el signo de capricornio controla la articulación de la rodilla y el regente de este signo es Saturno. Tal vez por ese motivo se dice que las personas muy “saturninas” (es decir rígidas, orgullosas,centradas en si mismas, y creerse superiores a los demás) suelen acabar con problemas de rodillas.


En el maestro y las magas, Alejandro Jodorowsky explica que cada una de nuestras edades vive en nosotros. Si los huesos son seres, las articulaciones son puentes por donde hemos de atravesar el tiempo. Dice respecto a las rodillas: “Asalta esa fortaleza al parecer inexpugnable que son tus rodillas. Por delante presentan una coraza al mundo, pero detrás, en la intimidad, te ofrecen la sensualidad del adolescente. Las rodillas conquistan el mundo, te permiten ocupar como un rey tu territorio, son los caballos feroces de tu carro. Pero si no sigues subiendo, madurando, ahí te quedarás, encerrado en tu castillo” 

Las lesiones de menisco, constituido por cartílago que hacen posible la articulación y rotación de la rodilla, se producen a causa del sobre esfuerzo. Puede que con una excesiva actividad exterior, huyamos desmesuradamente de solucionar algún conflicto interior. Tras la operación de menisco, los afectados deben restringir el movimiento. A este proceso, sería conveniente que le siguiera una toma de conciencia de cuales son nuestros límites y de que manera los estamos trascendiendo, al tiempo que nos deberíamos preguntar de qué asunto íntimo estamos “queriendo escapar”. 


Los dolores en las rodillas son aliados que nos pueden ayudar a reflexionar sobre nuestra relación con la jerarquía, la autoridad el dominio y el sometimiento con lo que nos rodea; sobre nuestra excesiva rigidez; e incluso nos puede invitar a dar un repaso autobiográfico de nuestra salida del mundo adolescente, por si algo que allí no se terminó de elaborar, sigue llamando nuestra atención a través de alarmas en la zona corporal que representa a esa edad, las rodillas. 

Si no dedicamos tiempo y energía a solucionar los problemas del “submundo” referidos a lo anterior, todo ese tiempo y energía se concentra en una hiperactividad fuera de nosotros, demasiado orgullosos e inflexibles para admitir que debemos transformarnos, y en esta huída desmesurada, se rompen los límites de nuestra capacidad física, dando problemas en los meniscos. 

En lugar de vivir estos problemas de salud como algo negativo y sin sentido, sería mejor escucharlos como si de maestros se trataran. Seguro que traen un mensaje sanador para nosotros.


Por: Irma Latorre G.








ENTENDIENDO A LA TRISTEZA





La Ley del Buda es como el agua pura que puede lavar todas las cosas sucias. Sin importar qué tengamos en el mundo humano, una vez que sea lavado por el agua pura se convierte inmediatamente en algo nuevo 


En la China antigua, había un sistema de casta muy terminante generada por la diversa distribución de los bienes entre la gente. La casta más baja y más pobre era la Shoutuoluo o la “intocable”. La mayoría de ellos eran esclavos o criados y tenían que hacer el trabajo más cansador, laborioso y sucio; las demás clases los miraban por encima como la cosa más baja. 

En la ciudad de Shewei, había una persona llamada Niti que pertenecía a la casta Shoutuoluo. Su trabajo era limpiar las heces de los retretes, un trabajo que nadie deseaba hacer. Él era muy amable y honesto y raramente decía más palabras que las necesarias. 

Una vez el Buda estaba meditando y vio a Niti; ya sabía que la mayoría de su karma había sido pagado y era hora de que Niti escapara del mar de la amargura por el que estaba atravesando. Entonces el Buda decidió encontrarse con Niti en la entrada de un callejón. 


En ese momento, Niti caminaba por el callejón y llevaba un cubo lleno de heces sobre su cabeza. Debido a su casta humilde, cuando vio a Buda intentó darse la vuelta para evitarlo. No se atrevía a encontrarse cara a cara con el iluminado Buda. Pero el callejón era tan estrecho que no podía encontrar ningún lugar para ocultarse. Se puso nervioso y el cubo de repente se rompió. Niti fue cubierto completamente por las heces; estaba tan desconcertado y asustado que no sabía qué hacer. Bajó su cabeza tanto como pudo y no se atrevía a mirar al Buda. 

El Buda caminó hasta Niti y le preguntó, “Niti ¿estás dispuesto a convertirte en monje? ¿Deseas escapar del mar de la amargura?” 

Niti estaba muy avergonzado y dijo, “El Buda es noble y estimado. Sus seguidores son todos príncipes de clases nobles. Pertenezco a la casta más baja, ¿cómo podría compararme con ellos?, ¿cómo tendría la buena fortuna de poder unirme a un templo y escapar del mar de la amargura?” 

El Buda le contestó: “La Ley del Buda es como el agua pura, puede lavar todas las cosas sucias. No importa qué tengas en el mundo humano, una vez que sea lavado por el agua pura se convierte inmediatamente en algo nuevo.

La Ley del Buda es como el fuego feroz que quema todo. No importa qué sea, una vez que sea tocado por el fuego sagrado, se vuelve limpio y puro en un instante. La Ley del Buda es la ley más justa y más equitativa. No distingue a ricos de pobres. Cualquier persona que desea creer en Buda y escapar del dolor puede ir al templo y cultivarse diligentemente”. 




Las palabras del Buda tocaron profundamente a Niti. Después siguió al Buda al silencioso templo de Ziyuan, afeitó su cabello y se convirtió en monje. Se concentró en su mejoramiento y avanzó muy rápidamente. Después de escuchar las enseñanzas del Buda, estudiaba sus escrituras y se sentaba en meditación, se empeñaba en entender los principios de su Ley, actuando también en consecuencia. Así Niti gradualmente incrementó su sabiduría y poco tiempo después se iluminó a niveles muy altos. 


Vayamos nuevamente al tiempo en que Niti se convirtió en monje. Mucha gente de la clase alta no estaba contenta con eso. Pensaban, “¿Cómo puede una persona de un nivel tan bajo volverse un monje y gozar de la contribución caritativa de las masas?” Cuanto más pensaban en eso, más se enojaban. Entonces reportaron este caso al rey y le pidieron que le diga al Buda que absolutamente no debía tomar a Niti como su discípulo. 

Inmediatamente el rey fue en su carruaje al templo de Ziyuan a preguntar al Buda acerca de este asunto. Cuando el carruaje llegó el frente de la puerta, el rey caminó a través de un pequeño bosque donde vio a un monje dignificado y pacífico sentado en una gran roca. El rey cortésmente le dijo, “Quisiera encontrarme con el Buda, ¿iría usted por favor dentro y le haría saber?” El monje en la piedra estuvo de acuerdo y entonces desapareció rápidamente dentro de la roca. Muy pronto volvió y dijo, “El Buda dijo que usted puede entrar y encontrase con él ahora”. 

El rey estaba sorprendido al atestiguar que el monje podía entrar y salir libremente dentro y fuera de una roca que no tenía ninguna grieta o abertura. Cuando se encontró con el Buda, después de mostrar sus respetos, el rey preguntó, “Buda, el monje que pasó el mensaje para mí hace un momento tiene poderes mágicos raramente vistos, ¿me diría por favor cuál es su noble nombre?” 

El Buda sonrió y dijo, “La razón por la que vino hoy a mi lugar es para preguntarme por qué había salvado a una persona que usted consideraba como miembro de la casta más baja. Yo salvo a la gente sin importar si es rica o pobre. Los considero a todos iguales. Usted vino a hablarme sobre Niti. Él se ha iluminado a un nivel muy alto, y es la persona con la que recién se encontró”. 

El rey estaba muy avergonzado. 


El Buda continuó, “Si una persona es rica o pobre, noble o humilde es determinado por su karma. Si uno tiene un buen corazón, es modesto, respetuoso de la gente mayor y protector del más joven, si es capaz de disciplinar su mente y consolidar sus virtudes, esta persona nacerá en una clase alta. En contraste, si es brutal, repugnante, arrogante e inmoral, él tendrá como destino ser pobre y de una clase baja”. 

El rey entonces preguntó al Buda, “¿Por qué Niti nació entonces en una casta pobre y humilde?” 

El Buda dijo, “En el pasado, entre 100.000 estudiantes en un templo había un monje que era muy arrogante y que miraba por encima a los demás. En su vida diaria, trataba a la gente groseramente y no demostraba ningún respeto hacia los otros, ni siquiera hacia los monjes más viejos, pedía a otros que hagan el trabajo por él e incluso que limpiaran su cuarto, y forzaba a otros monjes a ser sus mensajeros”. 

“Debido a esto, en los siguientes 500 años tuvo que limpiar vida tras vida las heces humanas, hasta esta vida donde finalmente su karma fue pagado totalmente. Niti se encontró con el Buda que lo salvó, porque mas allá de sus errores, en un principio él tuvo la intención extremadamente valiosa de convertirse en un monje para llegar a ser una mejor persona y elevar su espíritu; por todo esto lo esperamos hasta hoy y le brindamos una nueva oportunidad”. 

Después de que el rey oyó esas palabras elogió la virtud poderosa de Buda, porque los principios de su Ley son de una compasión sin límites que ayudan a la gente a escaparse del mar de la amargura. 



Por: Irma Latorre G.









EL ACUERDO DE ALMAS…..VA MÁS ALLÁ DE LAS LEYES HUMANAS.



Con cada persona que de una u otra manera llega a nuestra vida y forma parte de ella establecemos un acuerdo de almas.
Esto significa que, ya hace mucho tiempo atrás, en el reino de las almas, prometimos tener un encuentro especial; quizás para compartir la vida, o tan solo una parte de ella, modelar o completar una experiencia al unirnos con ella en esta vida terrenal.

Los acuerdos entre las almas son compromisos en los cuales nada tienen que ver la leyes humanas de los ‘’si debes ‘’ o ‘’no debes’’, ya que estos encuentros son necesarios para el crecimiento, para la complementación hacia la perfección del Ser y que es necesario hacerlo en conjunción con otra alma.
De esta manera, emprendemos el viaje hacia un estado de conciencia y apertura total que los místicos denominan “iluminación” .



Estos compromisos son el motivo por el cual, en ocasiones, sentimos una extraña conexión con otra persona; otras veces, no entendemos que alguien con carácter difícil forme parte de nuestra vida, o nos preguntamos simplemente por qué recorremos la vida junto a alguien, como si existiera un acuerdo tácito que a su vez puede terminarse abruptamente.
 Como miembros de esta comunidad de almas reunidas en la vida sobre la Tierra, hemos acordado no sólo recordar a los demás sobre el estado puro original, sino también realizar todo lo posible dentro de la existencia humana, infinitamente cambiante, con el fin de asegurar el crecimiento de nuestra propia alma y las de los demás.


Algunas personas vienen al mundo para ser bellas y fuertes, otras para ser complicadas o raras; algunas para morir jóvenes y enseñarnos a través de la desolación de tan terrible pérdida; otras, para vivir muchos años e instruirnos mediante su sabiduría. Sin embargo, no importa cuál sea nuestro rol, todos formamos parte de este gran destino espiritual que principalmente consiste en recordar nuestra esencia eterna y dirigir nuestros actos hacia la unión final.
 Es así que a cada persona que conocemos, en situaciones buenas o terribles, breves o duraderas y cada relación de la que formamos parte representan una pequeña escena en el eterno conjunto humano, cuyo fin es el desarrollo del alma.

Al advertir esto, uno podrá asombrarse y comprender que cada persona presente en nuestra vida tiene un importante propósito: el de entrar en contacto con nuestra alma y hacerla crecer; que cada relación existe para agudizar la conciencia de nuestra alma.

Así, ya nadie nos resulta extraño, ninguna relación puede verse como un error o un fracaso. A la luz del Espíritu, comprendemos que estamos cumpliendo nuestro rol, en miras a la realización de un plan perfecto y eterno.

Dedicado a quien en su paso corto por mi vida, engrandeció mi alma.....
mi guía de luz, mi ángel......

Por:  Irma Latorre G.