Embarazo,
la mágica manifestación de la existencia.
Un embarazo es un proceso prodigioso, un acontecimiento sagrado;
siempre resulta maravilloso observar y experimentar cómo se forma un nuevo Ser, como llega una nueva vida al mundo.
Durante el
desarrollo de este maravilloso proceso en donde un diminuto Ser crece y se forma, la Madre puede ayudarlo mucho dado la unión inmensa que existe con su hijo(a), con su poder energético, ya que la madre durante este proceso incrementa su energía aurica, al punto como dicen muchos autores conocedores de este proceso triplican su energía, así, ella se transforma en una fuente de poder energético y vital para su hijo(a).
El gran compromiso de la madre en este estado es darle al niño los valores
espirituales que necesitará para enfrentar las experiencias diarias de su
vida futura; así de ella dependerá la valentía con el nuevo ser enfrente la vida o los temores que puede conducirlo al fracaso.
Ella debe recordar constantemente que ese niño no le pertenece, que le
fue encomendado a ella para que lo cuide, lo ame, lo proteja y lo cultive espiritualmente,
que no significa darle una religión, sino formarlo en valores transcendentales
para él o ella en el futuro.
La Madre tiene el privilegio de que su bebé la escucha todo el tiempo, tanto de día y de noche, lo que ella piense, sienta y diga serán los materiales con los que aportará a su hijo para que el o ella se forme su futuro emocional, mental e incluso físico.
Se dice un estado sagrado el del embarazo porque el campo electromagnético de la mujer o su aura se aumenta en tres veces su amplitud, se llena de una poderosa luz y se amplifican las emociones y sentidos de la futura madre.
Se vuelve más sensible, intuitiva, perceptiva; puede percatarse con seguridad de todo lo que la rodea si es o no positivo para su bebé, instintivamente sabe como proteger a su bebé
Oriente descubrió mucho antes que nosotros el
importante vínculo que existe entre la concepción, embarazo y nacimiento con la
futura personalidad y equilibrio emocional del bebé.
En la India antiguamente, a la mujer embarazada se la consideraba sagrada.
Se la cuidaba de su entorno, se velaba por su bienestar y buena alimentación etc.
También en China, hace más de 2000 años, existían clínicas prenatales, en donde
se las internaba para darles sustento emocional y físico durante los nueve
meses de gestación.
Para la tradición tibetana durante la concepción aparecen dos hilos de
luz, uno sobre el óvulo y otro sobre el espermatozoide. Pasados veinte días la
conciencia del alma entra en el bebé. Y desde ese momento, el feto es
consciente de las emociones de la mamá. Ellos pudieron avizorar un estudio
minucioso del desarrollo embrionario que plasmaron en numerosas láminas que
reflejan cada semana de gestación y el momento en el que el alma entra en el
cuerpo.
El Ayurveda o medicina
Hindú, tiene una rama de pediatría dedicada a los cuidados prenatales del bebé
y de la futura madre durante el embarazo (Kaurama-bhrtya). Esta disciplina considera que
el futuro equilibrio mental y físico del niño se gesta en las primeras semanas
de vida intrauterina.
La responsabilidad de los padres con su hijo comienza
antes incluso de la concepción, puesto que deben llegar preparados emocional y
físicamente a ese momento. Deberán sentirse seguros para poder aportar esta
emoción a su hijo y crear una atmosfera familiar estable y afectuosa.
Los hijos son la unión del
cielo y la tierra. La mujer recibe la energía de la tierra a través
del óvulo (que es la célula más grande del cuerpo humano). El hombre recibe la
energía del cielo a través de los espermatozoides (la célula más pequeña del
cuerpo). Al unirse ambos surge la vida.
Para la medicina china, una
parte de nuestra salud o energía vital, viene dada por lo vivido durante el
embarazo y es irremplazable.
Se conoce a través de muchos estudios la conexión
increíble y sutil que existe entre la madre y su bebé, y como ella, puede
influir mucho en el carácter y personalidad futura de su hijo(a). No solo el
cordón umbilical alimenta físicamente al bebé, sino que hay un paso energético
profundo y la madre alimenta a su hijo(a) emocional, mental y hasta
espiritualmente; por ello antiguamente se sugería a toda madre que dedique su
tiempo al arte, jardinería, poesía, lecturas como terapia y como un medio de
crear y enseñar a crear a su bebé; así, se pedía que lean libros que enaltezcan
a su alma y que forjen el carácter futuro del bebé a través del plasmado de
dicha obra en el subconsciente de la madre; que miren paisajes hermosos, y lo
plasmen en pinturas, cuadros, etc., escriban poesía, escuchen música que
sensibilice su espíritu, aprendan a tocar algún instrumento musical, o
simplemente hagan bordados, o tejidos.
Se conoce que el doctor Alfred Tomatis, fue un pionero en
estudiar la audición fetal. Y concluyó que los bebés son seres conscientes que escuchan desde dentro del útero. Y
el primero en demostrar de forma científica la consciencia del bebé prenatal
fue Thomas Verny. En su libro “La vida secreta del niño antes de nacer”. Estos descubrimientos han servido para empoderar
a la madre en su embarazo y alumbramiento, con la gran importancia de su
consciencia despierta durante este proceso de embarazo y parto.
Ahora ya conoce la futura madre la fuerza y la gran responsabilidad que
tiene en sus manos sobre el bienestar total de su futuro hijo.
Que asuma tal
empoderamiento con consciencia y así se pueda realizar el cambio necesario que
la humanidad requiera y que se logrará solo a través de la Madre o Matrix.
POR: Irma Latorre G.